1. Estar disponible
Es importante que estés disponible para el Señor, tomando el tiempo
que necesites para pararte, reflexionar y rezar.
Cualquiera que sea la invitación que crees que te hace el Señor en lo concerniente a tu vida, debes ponerte a discernir signos de los tiempos que él te va presentando, con una actitud de confianza acogedora.
Los signos se dan; el Señor habla. Un acompañante espiritual y los
encuentros vocacionales pueden ayudarte a discernirlos.
2. Prestar atención a los acontecimientos de tu vida.
Permanece a la escucha de los acontecimientos y podrás descubrir que el Señor, desde hace mucho tiempo, no cesa de preparar tu corazón para el servicio de su pueblo y de su reino. Te ha dado unos padres concretos, tales amigos, unas experiencias de vida de vida determinadas, unas pruebas que hasta puede que hayan sido dolorosas. Todo para prepararte para mañana: los gustos que tú tienes, tus intereses, tus actividades escolares y sociales que persigues.