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Profesión Temporal

Profesión Temporal

El Juniorado es la etapa comprendida desde la primera profesión hasta la opción definitiva. Es un tiempo de integración y reafirmación personal en la que se consolida la vocación. La persona confronta en la vida cotidiana las propias aspiraciones, deseos y la voluntad de vivir el seguimiento de Jesús desde una comunidad y en el compromiso con los pobres.

Durante el Juniorado, la joven religiosa  asume la vida concreta de la Congregación, insertándose en la vida y misión de las fraternidades, con todas las obligaciones y derechos que esto implica, clarificando y profundizando el carisma personal dentro del proyecto histórico de la congregación, aportando y renovando la vida religiosa.
Este período se caracteriza por una formación profesional, religiosa, franciscana y humana más sistemática y científica. Para ello, la hermana realiza estudios sobre temas de espiritualidad religiosa y franciscana más significativos y al mismo tiempo se prepara profesionalmente  para brindar un servicio calificado a los hermanos.
A la conclusión del noviciado, se emite la profesión temporal, esto es, el compromiso de la persona a vivir en pobreza, obediencia y castidad en el seno de nuestra familia religiosa. Esto significa la vivencia de la última etapa en este itinerario de formación franciscana inicial.
Los años que transcurren en este periodo son variables: un mínimo de cuatro años, y un máximo de seis. En ellos se trata de dar continuidad a lo ya iniciado en las etapas anteriores y de afianzar y confirmar año tras año la decisión de seguir las huellas de Cristo según el Evangelio y la Regla de San Francisco.

Si durante estos años la persona se va afianzando, y en su discernimiento continua descubriendo la llamada del Señor

Si durante estos años la persona se va afianzan...

 a este estilo de vida, ese compromiso llegará un día en que se haga definitivo. Será la realización de la profesión solemne o, lo que es lo mismo, el compromiso de vivir en esta vida para toda la vida. Habrá culminado el itinerario inicial de formación.
Además de esta tarea intelectual, el tiempo de la profesión temporal se dedica de manera intensa a que la hermana se abra a la realidad misionera de la Congregación y de la Orden Franciscana como realidad universal. Ya no es hora únicamente de recibir, sino también de dar. Así, la hermana se inserta también en realidades de misión tan variadas como puedan ser la pastoral en colegios, centros de salud, parroquias, en grupos de catequesis, de jóvenes, pastoral social, pastoral de salud, en voluntariados con personas marginadas, etc.