Formación Permanente

“Seguir a Cristo significa ponerse siempre en marcha, evitar la esclerotización y el anquilosamiento, para ser capaz de dar un testimonio vivo y verdadero del Reino de Dios en este mundo” (PI 67).

El objetivo fundamental de la Formación Permanente es ayudar a madurar a cada hermana en su ininterrumpido crecimiento de conversión para lograr su realización como persona, como cristiana y como franciscana. Por lo tanto, consideramos que la formación permanente no se reduce a la sola acumulación de conocimientos ni a una simple metodología para desenvolvernos mejor en la evangelización, sino que es sumamente importante la capacidad de estar abiertas al Evangelio siendo testigos hoy de Jesús de Nazaret.

No es nada fácil el tránsito de la formación inicial a formar parte, plenamente, de una comunidad: la religiosa se enfrenta a un verdadero desafío; en muchos casos, no obstante, se da un enriquecimiento mutuo que eleva la calidad de las religiosas y de la fraternidad.